En la quietud de la sombra
se escucha una melodia
que con notas muy hermozas
se repite con porfia
En el viejo abedul se mece
con la voz muy quebrantada
un pajarillo cantor
esperando a su amada
Su corazon desfallece
en el invierno frio
y su trino lastimero
se desliza con el viento
Ya el sol de la mañana
lo sorprende moribundo
junto a las hojas secas
deshojadas por el tiempo
Lo recogí con ternura
al calor de mi regazo
con tezón y sin premura
se incorporó a mi brazo
Me miró con gratitud
y con esfuerzo supremo
alzó vuelo al abedul
para posarse en su rama
Extendiendo sus alitas
se extremeció un momento
dio un ultimo suspiro
y cantó para su amada