La ausencia de tiempo seduce
a entablar largos parlamentos
brincando de cama en cama,
(luego no recuerdas, tanto mejor).
Los sillones se mecen movidos por el viento
o por la fe
escapando de la lucidez
que hace girar locamente las aspas desprendidas
cercenadoras de mis dudas y mis dedos,
bailarines inesperados de un esquizofrénico vals
tocado por la lasciva adolescente de la cama 2,
oruga tímida en las mañanas
mariposa nocturna
que devora mi sexo sin piedad,
amparada en el aquelarre
de faunos y brujas
fornicando en orgía sodomita
que solo termina al alba,
cuando el maldito enfermero
viene con las pastillas de las siete de la mañana.