Debo sobreponerme
a la mentira que se esconde
detrás de una tez clara
con un corazón marchito.
Debo sobreponerme, repito,
porque el vegetal que son sus manos
ahorcan los algoritmos de mi mente,
debo sobreponerme a estar demente
al menos hasta el tiempo adecuado,
debo sobreponerme al futuro y al pasado
para intentar mal vivir el presente,
he de mandarlo todo a la mierda,
intentando desangrar las soledades
que llenan mis ganas de ansiedades
tan pesadas como asfalto y piedra.
Debo sobreponerme
a la desdicha de todo aquél que va pasando
cargando sus difuntos en la espalda
con la esperanza de un mejor mañana
que jamás vendrá.
Debo sobreponerme a todas ellas
que dicen ser incluso estrellas
pero de luz carencen sus esencias
¿te has preguntado el por qué de tu desdicha?
lo has hecho, lo sé, y tan solo lloras.
No existe mejor mundo que el que ves ahora
estampado de muerte y de destierro
y hasta el aroma sutil de tu cabello
se torna con el paso, pestilente,
ven rubia que clama por sus muertos,
ven a posarte en las alas de los duendes
tu karma impegnado está de muerte
despierta ya, y enséñale los dientes.