Mientras los luminosos azabaches de su cara,
de amor me platicaban,
mi alma feliz se encumbraba en la dulce luz de su mirada.
Era el amor que en mi temprana existencia triunfaba,
Y plantaba caricias sobre la grama fresca,
de mi jardín conquistado.
Me arrulló la chispeante dulzura mirada,
Y también con mis luceros oscurecidos la enamoraban.
Se aceleraba el placentero aroma de las ojeadas,
mientras su amor reciente me esclavizaba.
Sin darme cuenta que mi pasión se alborotada,
con las oscilaciones de olas de mi delirio,
la acariciaba.