Voló la noche en las alas
de un pájaro sin nido,
que tiene hambre de una pluma
para escapar -con ella- de sí mismo.
Mientras marchaba por el horizonte
un árbol cantaba su historia,
en sus ojos brotaban hojas,
hojas tenues como el agua.
Del suelo nacían manos
que buscaban sus talones,
pero voló la noche en su pájaro negro,
y el árbol se hizo semilla.