Una tarde al entrar en un bar,
Conocí a una niña morena,
Es tan bella y elegante,
Que con solo mirarla
te quitan las penas,
y te enamora,
la niña al instante.
Me fije, en sus ojos marrones,
en sus labios sexenales,
en su cuerpo de modelo
En su cara de rosa, y me sentí,
flotando en el cielo
Valla mujer, dios mío,
qué mujer,
la que vi aquella tarde, en el bar.
Se metió tan dentro de mí,
que ya… no la he podido olvidar
Cuando cierro los ojos de noche
a mi lado yo la sigo viendo
Que sus ojos me miran de frente,
y su boca me está sonriendo
Que sus brazos, quieren abrazarme,
y su boca me sigue pidiendo
-Quiere me, por favor, amor mío quiéreme-
Me susurra con dulces suspiros
-Quiere me, amor mío por favor quiere me.
Que necesito tu amor,
Más que el aire que respiro.
Hoy he vuelto a pasar por allí,
Y la he visto sentada en la mesa
Me he quedado pillado,
Al verla tan bella y sencilla,
Mas pillado me quede,
Cuando ella me ofreció una silla.
Estuvimos tomando café,
Hablamos, de mil cosas distintas,
Pero a mí no me salían las cuentas,
Al sentirme tan cerca de ella,
Mi deseo de abrazarla, y besarla
aumenta, y aumenta
Su risa se mete en mi alma,
Su mirada perfora mi mente
Sus labios me llaman me llaman,
Estoy, alucinado, estoy como preso
Y tengo que cogerme a la silla,
Para no abrazarla,
Y llenarle hasta el alma… de besos
Autor Joaquín Méndez.
Reservados todos los derechos.
23/5/11.