Cuando el fuego consume los cielos
Una mariposa aletea sobre el firmamento, convirtiéndose en ceniza por lo incierto
En un antiguo espejo, en su trasfondo se ven los reflejos de los recuerdos
Fragmentos de arena en el tiempo
De aquellos días sentados bajo el árbol… Norte, Sur…
Una moneda de plata danza en el filo de la luz
Un ente que no conoce su medio ser que es proyectado sobre su lado ciego.
En un dormitorio silencioso, mas no ausente de eco, se prolongan las sombras
Se adueñan de aquellos ojos y sus pensamientos en los que esta absorto
Su mirada clavada en las figuras prediseñadas por la poca luz que rompe la total oscuridad…
Unos pasos se hacen presentes fuera de su mente
La crujiente madera de las escaleras da respaldo a lo que se aproxima, cada vez más cerca…
Su respiración concuerda en la armonía con un pequeño grillo, que bajo la penumbra de la noche escribe su lira
El latir de un corazón con temor se para ante el umbral de una puerta
Su mirada permanece impasible, absorta en aquellas figuras de luz danzante.
Las estrellas parpadean
Se desprenden del cielo a pedazos de cantos
Dos personas en un dormitorio a Morfeo esperan…
En el iris del que reposa se ven aquellas hojas caer
Mira al cielo pero contra su espalda se encuentra su único deseo
A su lado, un lago congelado
Muestra que desde ese lapso las memorias no han cambiado
En sus ojos las lágrimas no se ven presentes
En el reflejo del hielo, se ve sangre derramada por una muerte
Unos ojos perdidos en las pequeñas llamas que bailan sobre la nieve
Como las luciérnagas bajo la cama en el oscuro, ruidoso y silencioso dormitorio en el que duermen dos entes…
El latir del corazón ahora parece ausente
Los ojos del otro sueñan un sueño que en la realidad no es verdad
Una fría caricia recorre su piel
Entre sus cabellos, unos gélidos dedos encuentran un lugar donde dejar su querer…
Se escucha una pluma trazar versos al azar…
Aquel que esperaba verte levantar ahora camina al murmullo
En el cielo, ni una muestra del amanecer
En sus recuerdos el lago se ha descongelado, el tiempo se ha roto
Al otro lado de la moneda, un suspiro se ha marcado en la plata que los separa
Un musitar a los vientos se ha lanzado
Como una golondrina con vivaz color el cielo ha surcado
Norte y Sur…
Existe un lugar donde la realidad no altera la ley
Donde la vida es esto, una escritura en un arrugado y viejo papel
Ahí bajo ese árbol, desde un lado de aquel abismó
Sobrecogido de temor, se arma de valor y desafía
Entre las abrazantes sombras del cuarto, en un último intento de sentir la luz, no con sus ojos, sino con el corazón, alza su mano y encuentra calor al otro lado…
Sus ojos se cierran tal cual telón al caer la última de sus estrellas
Aquella lagrima celestial que le concedió su deseo en aquel frívolo lugar
El corazón latente abraza su cuerpo desnudo sin ataduras bajo sus frías caricias
Cuando su mano se desvanece al encontrar descanso
Dejando una leyenda encapsulada en el tiempo y cincelada en el porvenir de los vientos
Una lagrima y una sonrisa que en su rostro muestra que si fue una vida…
Orgullo y victoria…
Realidad y amor…
Todas ellas marcadas en su última sonrisa…