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Se me hizo rico nudo en la garganta,
empezaron por sudar las intenciones;
se había vuelto realidad de la cama
el sueño de acariciarte mis ilusiones.
¿Cuánto tiempo te esperó mi ciudad?
Eso no es importante pues ya te tengo
y no pienso soltarte ni para la caridad;
esta noche seré placer hasta en tu ego.
¿Estás temblando de timidez precoz?
Pero si debajo de ese vestido un fuego
es habitante legendario de leño feroz
por el cual solo el indicado será cielo.
La garganta largaba voces impúdicas
emergentes de recónditos escondites
escoltando la firmeza de volver única
la pasión mía aflorada por desvestirte.
Pequeña asemejaba la piel de tu edad
pero tanta experiencia dabas en la seda
que ni la luna podrá igualar tu beldad
por ser joven espíritu de ardiente fiera.
Vamos, acércate sin miedo por deseo
mío de ser tu cuerpo ese alto destino
donde la lluvia será sexo sempiterno
cubriendo a dos amantes con su asilo.
Vito Angeli