Luis Rayo

LLUEVE

Llueve y el alma con sombrilla  en mano

se oculta de las inminentes gotas,

que se desploman de los ojos de cielo

 de la solitaria balsera a la que el dolor

del amor embarga.

Lágrimas azules penetran en lo más profundo,

en las olas tormentosas de las desilusiones,

allá donde se agitan las sombras de las soledades.

Y bajo la esperanza inmortal,

un madero entre las crestas se asoma,

para impedir que se hunda

la amorosa mujer balsera

entre las gotas de lluvia

hechas de mar.