Blanca niebla que envuelves a las cumbres
entre tus brazos de grandes lanas blandas,
eres cómplice del rapto misterioso
de la pastora y su rebaño entero
que una tarde lluviosa sepultó la laguna.
Dulce ninfa hecha de celestial pureza,
llévame contigo a mundos insondables,
carga conmigo este equipaje que me hiere
y cubre con tu manto mis recuerdos.
Que mi alma se regocije en tu aliento fresco
y cuando salga el sol se fusione contigo
hasta extinguirse en sombras transparentes,
para alzar su vuelo al universo
como vuelo de cóndor, como vuelo del viento
mientras queden inmóviles mis huesos muertos
y vuelvan a ser tierra, porque tierra fueron.