Como la sombra de tu soledad,
Piso tus pasos, al son de tu tango,
Mientras tus ojos tristes
Buscan borrar mi rastro.
Los huesos de tus besos
Se enterraron en mi pecho
Y las huellas de tus caricias
Danzan deliberadamente por mi cuerpo.
Aquella tarde que decidí marcharme,
Una lágrima rota cayó en mis labios,
Dejándoles aquel sabor amargo
De tener que irme y seguir amando.
El no poder tenerte,
No me impide poder amarte,
Pero el hecho de amarte,
No me asegura el poder tenerte.
Son tan solo sueños rotos
Y un adiós sin hasta luego,
Sentimientos inconformes
Que nos vuelven viejos.
Palabras malgastadas
Y almas que lloran,
Siempre por el mismo motivo:
El primer amor, que se ha ido.
En fin, morir por amor,
Quizás sea un motivo,
Pero a la tumba,
Tu recuerdo irá conmigo.