Amanece y te pienso
pasan los minutos
y sigues presente en mi
despues, te conviertes
en angustias que se destilan
en mis ojos y diluvian
como lagrimas de duda y ansiedad
y cual condenado vivo muriendo de sed,
sed que unicamente tu dulce miel
podrá saciar, ¡oh. alma errante,
manos de vagabundo, que instaló
su residencia en tu recuerdo!
¡gime callado, que con tus gritos
silentes corroes mi alma!