Amanecí triste –me desperté en la madrugada-
Con un pinche dolor estomacal
eran la una y media de la mañana
(una hora inconveniente
para satisfacer mi hambre)
Hora entiendo aquél dicho de mi abuela ‘Clementina’
“enfermo que come y mea el diablo que se lo crea”
Pero es un mal que tengo desde niño
(las preocupaciones y sentirme enfermo me dan hambre)
Pero sí -¡que amanecer tan triste!-
Encendí el televisor para distraerme un rato.
(Dio la casualidad que estaba en un canal
de esos para adultos)
Entonces sí (para que me hago de la boca chiquita)
Hasta se me espantó el sueño.
¡Pero en serio! Hablo en serio
me dieron las tres de esa madrugada triste
¡claro!...Ustedes se preguntaran ¿cómo qué triste?
Así es tienen razón
después de visualizar esas escenas
mi abdomen estaba alegre
y olvidé ese amargo amanecer…,
mi mano jugueteaba –para qué entrar en detalles-
Sencillamente más adelante me quedé dormido
y desperté hasta las 6 y media.
Entonces me incorporé para el itinerario diario
y aquí estoy (en mi oficina)
Detrás de mi PC