Con tu andar desenfadado, con la gracia de las niñas;
así elijo tenerte: en la lejanía. Te quiero porque eres
perfecta, porque la distancia oculta tus defectos
y las leguas maquillan tu silueta.
Mis posturas son rebuscadas, nada es al azar;
a propósito me enmarco tras los barrotes de mi ventana
para que me recuerdes como fiera; siempre
me empeño en mostrarte mi peor perfil;
así el león oculta su gracia,
así te mantengo a salvo de mis garras.
Te quiero porque siempre vas, porque nunca vienes
y así es como me gustas: caminando tras la
intermitencia de los árboles.
Te quiero porque no imaginas que soy capaz de amar.
Te entrego el amor imposible del lobo a la luna.
Te prefiero a lo lejos, sin conocer mis caricias,
me propongo con melena ensangrentada,
con mirada amenazante, taciturno y malhumorado.
He elegido mi futuro, el león nunca será gatito,
mi cariño es breve y ruin como estas líneas;
por eso huyo al través de la maleza
ocultándome de ser correspondido;
en busca de una victima a la altura de mi fiereza.