Me quedo con mi sentido común
con el master que otorgan las calles de mi barrio.
Con la mirada puesta en la militancia de los desvalidos.
Me quedo con toda mi ignorancia
Y con los libros que nunca desmienten lo ya dicho.
Me quedo con mis hijos, sonrisas mañaneras
que alargan mi utopía.
¡Con toda mi bohemia!
y con la libertad de no querer pertenecer a tu sistema.
Te doy tu estafa,
aquella explicación inverosímil del fracaso.
Te doy tu ocaso
y el puerto (USB) de tu cerebro por
donde te colonizaron.
Te escucho. ¡Claro que te escucho!
pero es para aprender
lo que no debo hacer,
porque me debo al colectivo.
Y deploro ese sucucho tuyo
donde "vivo"
te afiliaste a los que ven,
solo su ombligo.