Casi sin vida, muy sola y muy triste,
casi extinta la luz de sus ojos,
con lagrimas visitando su rostro
con cuerpo encorvado y tambaleante.
Día y noche ella llora sin consuelo,
En el rincón de una casa ella gime
pareciera no soportar el dolor,
duele el cuerpo y duele el corazón.
Aquellos que un día alegraron su hogar
hoy míseros y viles, no la han de cuidar
como si terrible amnesia les invadió el cerebro
atrofiando neuronas y aniquilando recuerdos.
Olvidaron que cuando ella sepulto a su amor
dedico su vida para darles lo mejor,
sus días se perdieron entre verano y otoño,
trabajando sus fuerzas se agotaron.
¿Porque ahora estos hijos tienen el cerebro hueco?
¿Porque ahora les molesta su presencia?
¿Porque negarle amor a quien su vida ha acabado?
y no disfrutan la bendición de tenerla a sus lado.
Levanto mi voz en contra de los matricidas,
se que a esta anciana su dolor acabara,
y a esos hijos crueles, un día cosecharán
El amor negado a su madre entonces pagarán.
Escrito por: Esther Velásquez
Agosto 2011-08-03