En buen momento
con gran excelencia,
tus ricos labios
me besaron con nobleza.
Ese abrazo intenso
fue interminable,
he allí el comienzo
de este amor imcomparable.
Un dulce aroma
dejaste en mi oreja,
mi cuello y mejillas
sentían tu presencia.
Entre suspenso y desespero
llegó la hora crucial,
donde los dos en cueros
nos empezamos a tocar.
Un encuentro apasionante,
loco, desenfrenado,
no dimos por terminado
ese precioso instante...
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