Por tus ojos morena,
la de la boca serena,
la de la piel de azucena,
la que calentó mi vida,
más allá de su partida.
En la noche más sentida
va mi palabra abatida
en remembranzas y sombras
en pos de mi fenecida amada.
Con la espada ya clavada,
con palabra ya acabada,
de este corazón herido,
de esta alma desconsolada
por este amor sentido.