Sentado estoy esperando.
Esperando, impaciente, a mi musa,
para que, con su voz dulce y algo difusa,
me ayude a componer,
algo para decirte, mujer:
¡Que verte estoy añorando!
¿Cuándo podré, por fin, verte?
¿Cuándo, por fin, sucederá?
En que, lleno de felicidad,
cual nervioso jovenzuelo,
temblando, pero con mucho anhelo,
ante tí yo me presente.
No sé lo que vos pensás,
ni de cómo me recibirás,
espero que con cariño mucho.
Mas, sinceramente, mi temor es mucho,
de lo que antaño me sucediera:
Que tu familia no me quiera,
y que nunca, volver a verte pueda.
Entonces, del tiempo la rueda
vuelva, otra vez, a girar,
y yo, sin ti, me pueda quedar...