Un dulce incendio
en mí se ha desatado,
por la belleza de tu cuerpo
y el roce de tus labios.
Me voy acercando a ti
encendida de deseo,
si sé que no puedes resistir
la tentación de mis besos.
Dispuesta a entregarte
todo lo que sientes en mí,
me atrevo ahora a mirarte
con este sueño carmesí.
De rojo voy tiñendo
esta sensual ocasión,
que de a poco va naciendo
con ternura y seducción.
Tu mano en mi cintura
obnubila mis sentidos,
y la mía en tu pecho escucha
el calor de tus latidos.
Amor, abrázame fuerte,
de ti ya no quiero escapar,
para mí nunca será suficiente
el amor que te pueda dar;
me enloqueces si me miras,
si me aprisionas en tus brazos,
y ya no encontraré salida
si me pierdo entre tus manos.
Y me quiebro en suspiros
si a tu boca siento decir
que hoy sólo serás mío
en nuestro cielo carmesí.
Ceci Ailín