"El día que yo muera no quiero sobre mi tumba
más que un clavel … y una rosa"
Rubén Maldonado. El día que yo muera: 16/06/09
Es a los ojos con pupila en mi océano,
cuando en mis sueños me llama,
recordando aquel viejo camino con mirada de olvido
donde mi padre en susurro con el viento menciona mi nombre.
Son estos ojos cansados que al recuerdo permanecen,
cuando a las muñecas, dejaba al correr por el verde prado
con mi padre a la distancia, en espera de encuentro,
bajo la sombra de vuestro viejo árbol.
Es de silencios la melodía
de aquella niña que corre y sube a los árboles,
frente mío; ignora, no parece recordarme,
a mi que dormía con ella y probaba sus sopas.
Cuando el amor era solo fantasía,
de infantil criatura, que de leche eran sus bigotes
con ánimos al piano, su mejor amigo,
que en silencio la escuchaba.
Cómo esperará mi llegada,
es mi padre bajo el manto de claveles que me aguarda.
No lloro recordando mi pasado, cuando al mirar sobre el espejo
es el reflejo de una memoria que perenne sobre mis pasos
dijera; es vuestro eterno que espera al final del sendero,
aquel donde jugabas cuando chica.
Clavel Rojo © Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados
Apreciados poetas, es un poema reflexivo el que hoy ofrezco. De un cuento japonés interpreté que al llegar la muerte vuestros seres amados esperan al final de vuestra vereda, en recuerdo del pasado desvanecido, siempre fieles (Haniwas en Japón), donde el tiempo es superado; conquistando el más profundo de vuestros deseos.