Cartilaginoso sentido auditivo
minúscula atenta,
a tus oídos,
las palabras le llegan
como cuchillos
como calmantes;
de esos agujeros sensibles
percibes gritos
como la de las cansadas olas
que en las orillas revientan
y buscan descanso;
escuchas el lamento
del árbol sin hojas, en el otoño;
tambien ese eco de rumores
que vuelan por encima de naciones y mares.
En tus odios
se surmege la musica
que hoy te he de dedicar.
Se asienta el pecado
pero tambien comienza
y abre las puertas a la razon.
Tus oídos
me escuchan hablar y al hablar
¿dilatan y atienden
procesan ese enredo de palabras
hasta tu raciocinio?
¿o?
¿solo me escuchan hablar?
pero esta voz titilante
se acompaña con tus oidos;
se abriga,
se refugia en tus oidos
aunque no se
si finjas o no
darme esa chispa de tu atencion.
Le debo mucho
a esos oídos tuyos
porque hoy
no tengo tu mirada
ni tu silueta
ni un roce de tus manos
porque hoy
en esta distancia,
de ti no tengo mas
que tu voz
y tus oidos tolerantes
que me oyen
aun cuando se me enreda la lengua
aun cuando no se lo que digo
y me oyen
a pesar de quedarme callado.
Tus oidos
es estremecen
tiemblan si me atrevo
gastarme ahi un beso
tu piel se eriza
se despabila el deseo
rueda por tu cuello
aunque el ritual de los amantes
inician en tus oidos.
Minúsculas precavidas
como tus cejas, tus labios,
tus uñas, tus poros;
cautelosos,
defensivos.
Carga pendientes.
Hoy no puedo mirarte
tristemente estas lejos
pero mi voz y tus oidos,
mensajeros,
no me quitan hoy a pesar de estar distante
estas ganas de decirte:
Te Quiero!