Voy cruzando a toda prisa,
la ruta prohibida hacia tu cuerpo.
No hay señal que me detenga,
tan solo por prestar atención,
a tu estampa de ensueño,
Voy cruzando el camino de hierro
y aunque sé que hay peligros,
por ti me juego por entero.
Me deslizo por el portal de tu casa,
y siento,
que voy cayendo por un desfiladero.
No hay apellido que me detenga,
ni marido con espada y armadura,
que por ti, a nada temo.
Vente conmigo al río,
y te enseñare los luceros,
te cubriré de la piel de antojos
y en el oído te susurraré un bolero.
Vente conmigo mujer
y haremos que llueva en el cielo.
Yo con mis ganas a cuesta,
tu desnuda y en celo.