No me costó mucho
sentarme en la mesa de la amistad
saber el olor del pañuelo salado
teniendo cada gota
de sus críticas
y decir sus nombres azules
entre aquellas juventudes
entre mate y mate...
Llegar a tener imágenes
de las personas acreditadas.
Picar kilómetros ya caminados
donde está todo lo cargado, ya pasado...
damas colectivas...
frescura de piedra...