carminha nieves

CUENTO DE UNA VIDA, UN POCO DE LLANTO SECO

 

 

Dicen hay que tener esperanza, si pero tiene que haber tiempo, este pasa y mientras esperanzados esperamos, quedamos sin tiempo. ¿Qué hacer?

Nada, no podemos volver atrás, coger en nuestras manos nuestro destino obligar-lo a cambiar. A tener lo que deseamos con toda la fuerza de nuestro corazón lleno de amor para dar, amor que toda mi vida lo quiso regalar e jamás lo quisieron.

Qué pena, que tristeza, cuando veo gente abrazándose, besando-se con ternura mis sensaciones, son tan difíciles de explicar, no sé si es invidía impotencia ó dolor. Sé que tengo que soñar, sin ello no hay vida pero no basta y pienso, en un mundo tan grande, con tanta gente, Dios se ha olvidado de mi. Normal desde muy pequeñita, mejor desde que nací jamás tuve quien me quisiera, mismo mis padres se limitaran a dar-me lo que el dinero puede dar.

Mismo la leche de mí madre no la probé la tuve pero de una ama. Nací e no debía, mejor sería no existir, vine fuera del tiempo, jamás me aceptaran, piedra que fastidia que se tiene que poner a un lado para que quede olvidada. Pero ella tenía corazón, enorme sensibilidad fuera del normal, amé a mis gatos y perros, a los árboles, a la tierra a donde metía los pies para sentir su calor.

Cuando más mayor iba quedando más cosas buscaba para olvidar mí aislamiento, empecé a amar las flores, los pájaros, el romper del día, él acostar del sol, a buscar en gente muy humilde y pobre que vivían alrededor del solar a donde vivía la aceptación y cariño que me daban en su humildad sin saber que todo el dinero de mis padres jamás les pagaría, eso que importa? No se dieran cuenta de nada.

Me hice mujer sola. Sola lloré, batallé contra mis ansias mis deseos mí transformación de niña a mujer sofriendo con el hombre con quien casé muy joven, tanto sofríe e lloré!

Una vida sin vivir, solo frialdad, noches sin dormir, sin poder hacer nada para cambiar, fui cobarde si muy cobarde, por miedo del futuro, no sabía que no lo tendría nunca.  Hoy gasta, usada por la desesperanza, tuve un vislumbre de esperanza pero tan difícil de aceptar, por temor que sea otro sueño y despierte más herida. Como mujer tengo que olvidar, el beso, la caricia. Sentir en mis dedos su piel,  su cariño, su calor, poder amarlo, darle mí alma, mi corazón. 

 Mí cuerpo , lo llama pero seguro no podrá venir.

Llorar no puedo secaran mis lágrimas hace mucho tiempo. Con la mirada triste voy para delante sin saber ni tener nada.