Ocasiones.
Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones, justamente éstas que
Regresa el brillo a los ojos y restauran los corazones (Pablo Neruda)
A veces me callo, me inhibo
Soy aire, soy viento
Las palabras no me tocan.
A veces me elevo a las cúspides
De la indiferencia, me encierro
En las mazmorras del no pensar
No siempre me aboco a sentir
A veces mi rostro es evidencia
De que grandes batallas se libran
En mi cabeza, mi rostro
Es entonces los restos tristes
De Termopilas o Waterloo
A veces me ciego ante tu figura
Le miento al mundo pensando en
Que nunca has existido o que nunca
Hemos cruzado palabra alguna
A veces aplaco esa loca
Manera de quererte
Con dosis de ausencia
A veces, he engañado al tiempo
Le he dicho que eres, le he dicho
Que no soy.
Todas estas veces que no son veces
Aquellas mágicas formas de mentir
El tacto engañoso hace presencia en asuntos ajenos
A veces no tengo tiempo ni para perder el tiempo
Lo apuros constantes de una vida, rápida y fugaz
Futura y moderna, recogen tu imagen
La esconden en una cueva profunda, en un rincón
La vasta frontera del recuerdo.
Mi vida está llena de ocasos y ocasiones
Amaneceres llanos y distantes atardeceres. Impalpables
Ráfagas de ilusiones, sueños y deseos gobiernan
Este tanteo existencial.
Existe una posibilidad, una certeza que dentro de este
Ordenado caos, en lo más recóndito de la maleza
Turbia de las excusas con deseos incluidos, existe
Un cristal incrustado, tiene grabado
Tu nombre, tiene impregnado tu aroma,
Tiene tu todo, simplemente eres tú.