A veces me fumo algún cigarro mientras devoro los recuerdos de algún día
A veces recaigo en mis vicios infecundos, pasados, renegados y entonces también fumo
Alguna tarde, gris de amor, enciendo algún cigarro a las sonrisas espontáneas que me trae la vida
He visto también los que fuman para apaciguar demonios.
Yo fumo por vencer la costumbre de fumar cuando no hay motivo para encender al efímero compañero de mi insomnio
También el sexo me hace fumar un poco, porque alguna piel me excitaba con su olor a humo.
Lejanos recuerdos estos que me llegan con el humo y así mismo se me van.
Este extraño contubernio entre el humo y la lujuria no lo descifro aún, pero continúo disfrutándolo.