SARA TANCREDI
La caída
Para qué continuar,
si nadie me quiere,
para qué esperar,
a que la muerte me llegue,
soñando con ilusiones,
engañando a mi mente.
Salir a la calle, no sentir alegría,
mirar a los niños del parque,
preguntarme yo que sentía,
cuando de pequeña los pájaros veía,
la nieve con mis manos cogía,
ver romper las olas desde la bahía.
Levantarme todas las mañanas,
queriendo dormir por no vivir,
preguntarme porqué mi hermano,
me salvo la vida en la piscina,
donde nadie se dio cuenta,
de que al fondo me hundía.
Preguntarme porqué aquel señor,
en su coche rojo pasión,
giró el volante y evitó,
que continuara con mi dolor.
Preguntarme porqué esas penas,
las cuales me torturan cada día,
que me gritan, ¡córtate las venas,
y pon fin a tu agonía!
Buscar por los cajones de la cocina,
empuñar el cuchillo, mi salida,
recordar los buenos tiempos,
con mis amigos de toda la vida,
desplomarme al suelo de rodillas,
con lágrimas amargas en los ojos,
y no atreverme a morir este día.
Rezar antes de acostarme,
por favor, que no vuelva a despertar,
que me hunda en el sueño eterno,
y pueda al fin descansar,
de mi vida, que es un infierno.
[…]para escribir un poema de amor
antes hay que haberse enamorado
para escribir un poema de suicidio
antes hay que haberlo deseado […]