carminha nieves

LA TRISTE VIDA DE LOS VIEJOS

 

 

Porque estamos tan fríos. Porqué los otros pasan y no somos nada, más tarde seremos su espejo, se verán, como nosotros ahora. Pero el espejo ya estará viejo, será muy difícil entender porqué nadie le habla, nadie le da una sonrisa, ni un poco de compañía. Así es la vida, así es el crepúsculo, cuando el día se marcha y viene el manto negro da noche, nos traerá el resumen de más un día sin nadie y nada.

La extrañeza de estarnos vivos sin estar, de andar parados, de no tener una pequeña atención, de un desconocido, ya que de amigos, pocos tendrán paciencia para nosotros, o estarán iguales solos! Me doy cuenta cuando aislada, sentada en una silla en cualquier café, los más jóvenes ó mejor los menos viejos hablan de sus viajes, de sus coches, de su casa ultra moderna, con toda la tecnología, de conquistas, divorcios de sus nuevos amantes, Dios que es esto? Para donde vamos? Quizá sus padres vivan entre cuatro paredes en un asilo e bien lejos, es una escusa para no visitarlos. Hijos? Los padres actuales no quieren saber por dónde andan que hacen o que beben e otras cosas más. Pregunto: porque se preocuparan por los asolados, andando mirando al suelo, por lo menos tienen sus zapatos para ver como protegen sus pies, gastos de tanto andar, pero no hablan. Así volvemos a nuestro rincón, a nuestra noche e si hay un poco de suerte dormimos.

Quizá pensando en nuestra juventud, en la esperanza en nuestros hijos, en nuestros amores, en toda la plenitud que sentimos, en ciertos momentos. Nuestra cara es un valle de ríos secos, de nuestro llanto, hoy solo surcos fincados, a que llaman arrugas, pena, dolor, aquí empieza la espera que termine, nuestra pasaje por este mundo. Mejor por la gente que allí piensa que vive y es feliz.

Cuando me vaya no quiero flores ni llanto, solo mí música que ya está guardada, ella si me dio compañía, tocando siempre, abriendo-me el corazón, para llorar mis maguas, mis dolores físicas y morales, por eso la quiero por compañía a la hora de marchar, no sé para donde, en este momento eso no importa, solo quiero paz, que termine mí angustia, que no pueda mirar cómo vivimos.

A ti que eres como yo, te pido perdón si alguna vez no te vi. Lo siento no fue culpa mía; el querer buscar un poco de felicidad nos distrae e olvidamos que hay otros que la andan buscando también. Así un día me iré, con las manos vacías e sin haber vivido mí sueño.

Ser querida e amada aun que por un día.