Hombre Sin Pulso

TU MUJER ES LA MÍA

Resulta

señor, amigo, camarada

que tu mujer no era tan estúpida como pensabas

que además de algo bajo la falda

tiene un órgano decadente y anticuado:

un corazón.

 

Resulta

que tu mujer llevaba años sin reírse

sin que alguien le demostrase

que una puesta de sol

es más divertida que una barbacoa con los vecinos.

 

Resulta

que a tu mujer le gusta olvidar de vez en cuando

que es madre amantísima

y recordar que es Eva primigenia

para tentar al propio diablo con la comba de su sonrisa.

 

Resulta

que tu mujer necesita la mágica electricidad

de un beso en el escote

y que una mano deslizándose hasta el final de su espalda

consigue acelerar su pulso mientras entorna los ojos. 

 

Resulta

que tu mujer precisaba humo de cigarrillos

sorbos de alcohol y besos clandestinos.

Que le sobraban telenovelas

que odiaba los sábados en el “hiper” tras un carrito.

 

Resulta

que tu mujer me estaba buscando sin saberlo,

que al fin ha desempolvado su vida

ha enterrado su pasado

y ahora corre sonriendo a mi lado.

 

Resulta

señor, amigo, camarada

que tu mujer ha dejado de serlo.

Tu mujer es la mía

y tú no eres siquiera un recuerdo

si acaso, una triste pesadilla.