II “Tú, ya eras mi destino” Mi llama del amor, que escondido en el pabilo de mis suspiros, que junta a seres predestinados, hasta que nacemos , de un latido. Grande fue mi dicha al conocerte, mi pecho feliz acobijaba al cupido loco que esperaba, flechar sagaz al sol , solo al verte. Con dulce amor, enzarcé un rosario, Amparito, eres tú, melodía que con tu nombre forma un santuario. Feliz realidad o fantasía: Cómo esa mujer es mi sagrario… ¡antes de mirarla ... la quería!