Soy lo que soy, algo simple, intangente;
me escabullo sola despacio en tu mente.
No resistas más, imposible de esconderse;
con cada emoción pretendo sorprenderte.
Empecé prematura, casi como algo vano;
eso incentivó tu alma soñando conmigo.
Algún presagio te advirtió como testigo
que mi corazón terminaría en tus manos.
Sin duda entendiste, tuyo sería mi destino.
Despertó el calor humano semejante alarido;
chispas de colores alucinaban tus sentidos
conjurando hechizo cuando nos conocimos.
Ya dejaba lo efímero para ser dominio real;
mas cercana, apasionada, reacio de lo banal.
Mi esencia se mezclaba pura con tu respirar
crecía lentamente eso manifestado por amar.
Paciencia de ermitaño mecía tu mayor deseo.
Amarme, cuidarme como entregado Prometeo,
resultando de esa fe ciega en esta expresión
la ternura imborrable de un eterno corazón.
Tus ojos me miraban, las manos palpaban;
el sueño se hizo felizmente nuestra realidad.
Mis oídos sentían las palabras que te besaban;
dulce utopía pero heme aquí, soy tu verdad.
Vito Angeli