Llevas en tu nombre
la fusión de tus abuelas
que te amaron siendo niña,
con el calor de sus brazos
y en su regazo te mecían.
Allá…en el país lejano
donde moras y sonríes
recuerdas…
tu paso, por esta tierra
de frutales,
llena de sol y de tus familiares,
que abrazaron tu inocencia en pañales.
Hoy, dama de cabellos dorados
y brillante sonrisa,
Dios bendiga la dulzura
que guardo en mi memoria,
que me trae la brisa,
donde forjas tu historia.