Espere a que el sentimiento que alteraba el pensamiento
como la nube negra le estorba al limpio firmamento
se lo llevara igual el viento y el médico llamado tiempo,
y después de todo esto, si, pude al fin sentir contento.
Espere a que mis lágrimas de pesar sopesaran
con las alegrías contenidas, y yo recapacitara
y tomara en serio la vida, que en la sala me esperaba
para tomar el bolso y de mi destino salir a la caza.
Espere a que el dolor que mi alma embargaba
se fuera evaporando, que solo la esencia quedara
y en el fondo no se ha ido, se convirtió en mezcolanza
entre todas mis dichas, mis penas y esperanzas.
Y entre todas mis esperas, lo que más añoraba
era sentirme libre al lado de otras alas
que me llevaran lejos, que me acompañaran
y que feliz por su compañía siempre me libertaran.
Y llego esa ave que al fin me acompaña,
que cuida de mi vida, que realmente me ama,
el ave que despierta el amor en mi alma,
que me hace sentir libre, querida y amada.
Y ahora tú regresas, ¿para qué? no me haces falta,
tarde te diste cuenta del error en el que estabas,
ahora mi vida es otra, no hay espacio ni esperanza
para que tú concibas ni esperes en la añoranza.
Y ahora que tu regresas, ¿de mi, que esperabas?
no estoy en paz contigo, pero no te debo nada,
así que sigue tu camino, por donde sigas en calma
pero lejos de mi vida, que de ti no quiero nada.