Segrob

Riqueza

No sé cuanta vida perdí
intentando llenar mis bolsas con oro
Sudé, me desvelé, corrí y hasta mentí
para llegar a tener todo.
Pero un día me dí cuenta
que el alma no se puede comprar
De nada sirve la riqueza,
la plata al espiritu no puede alimentar.
La ambición me negaba la mirada,
quería que las cosas fueran a mi modo
Mi egoismo se convertía en toro,
mientras mi vida se secaba.
Así que ahora construiré un imperio
esta vez muy en el fondo y muy dentro de mí
Porque lo más urgente no siempre es lo más importante,
lo importante es tenerte a ti.