De esta mi alma sucia y rota
brotó una gota… y luego otra…
Casi desangrado he osado
llamar a tu puerta y asoma
tu cara que no perdona
a un loco semi-castrado.
Y tú… buscando inquilino
¿Y si es ese mi destino?
vaciar cada espesa gota
en tu manita nerviosa
ante mi fiel desatino.
Olvida y no más destroza
mi valiente ego aturdido.