aldo henrik

Un enamorado

<!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:"Comic Sans MS"; panose-1:3 15 7 2 3 3 2 2 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:script; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:647 0 0 0 159 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} -->

¿Quién entiende a un enamorado cuando sus brazos se abren para darle gracias a la vida por esa oportunidad de sentirse vivo de nuevo?

¿Cómo habla un enamorado cuando en su boca sólo tiene el nombre de la mujer que ama?

¿Dónde esconde el corazón un enamorado si lo lleva tan repleto de emoción que su pecho se hace diminuto? 

¿Cuándo tiene tiempo para vivir un enamorado si todo lo que hace es pensar en la mujer que lo roció de su naturaleza?

¿Qué puede hacer un enamorado cuando ve su suave silueta y recuerda entonces que la pureza existe?

¿Qué siente un enamorado cuando sus ojos se cruzan como nieve y su mirada viaja más allá de lo humanamente visible? 

¿Si las manos le tiemblan al enamorado al escuchar su voz, cómo puede escribir las melodías que cantan los cabellos de su musa? 

¿Puede alguien detener a un hombre enamorado, repleto de sentimiento y ansiedad, que tan sólo desea estar un poco más cerca de ella?

¿Quién dice qué es amor cuando mi alma estalla de ganas y mi corazón cada vez está más cerca del cielo?

¿Quién entiende que sólo unos segundos frente a sus ojos de sol son vidas y vidas de exquisita miel? 

Si la punta de sus dedos tocara mi piel como la brisa besa el firmamento, mis labios abrirían la jaula de la ilusión.

¿Quién entiende a un enamorado que sólo busca probar los labios que lo inspiran en un instante que ni siquiera le pertenece?

¿Quién me quita a mí el derecho a estar enamorado?