Estos días, que tu mar, has separado a mi cuerpo de la nostalgia loca; es entonces, cuando mi alma evoca al cielo, por estar a tu lado. Pobre amor en dolor desconcertado, si tan solo tú comprendieras mi pena; no estaría sufriendo la condena, de estar triste y abandonado. ¡Oh divino mar! (-por el mundo idolatrado-.) Llévate hasta el fondo tuyo mis dolores, y en divina paz sea yo consolado. ¡Oh mar…! Los dos sufrimos los mismos desconsuelos, yo queriendo besar una reina, y tú, queriendo alcanzar el cielo… En loco anhelo te evaporas, y en tu anhelo llegas a gran altura; para caer rendido en pocas horas. Semejanza igual tiene mi ambición por esa musa que tener yo quiero, y mi realidad se vuelve ilusión. ¡Oh mar, cuán grande es tu tristeza! y aunque muestras al mundo aparente calma; también sufres, a pesar de tu grandeza. Mil poetas han escrito sobre tu grandeza, mas ninguno conoce el origen de tu pena aguda; unos han escrito con alegría, otros con tristeza, mas yo para escribirte, tengo la duda…Y cuando tus olas revientas en tardes horas,
al mundo le importa poco lo que sientes…,ellos no comprenden que en ellas lloras, y siguen muy alegres y sonrientes…Solo yo que conozco la agonía, he podido comprender el gemido de tus olas; y este secreto divulgado que tenía, lo comparto contigo a solas. ¡Oh mar!..., báñame con las olas de tu llanto,
y disuelve en ella mi profundo devaneo, pues en mi aspiración lo único que deseo; -que tú que eres grande-;cargues con mi quebranto.