benchy43

DICEN LAS MALAS LENGUAS

Cuentan  las malas lenguas, que alguna vez yo fui niño.
Que nací en la Patagonia, en donde reinaba el viento
y gustaba de jugar por los médanos descalzo,
sintiendo en los pies la arena entibiada por el sol.
Luchaba con monstruos gigantes que moraban tras las dunas
y que a todos los vencía con una espada de lata.
Dicen que éramos muchos en una casita humilde
construida con adobes y con los techos de chapas.
Que el viento era una constante con violencia tremebunda
y había que encerrarse hasta que calme su furia.
Dicen de noches brumosas, alumbradas con farol de kerosene,
con una radio ruidosa y emisiones desde Chile.
Hablan las malas lenguas de mi timidez innata,
que siempre me hacían llorar mis hermanitos mayores;
que me defendía la abuela, dejando a un lado su Biblia.
Dicen que todo era seco, que el agua escaseaba,
y que la casa se impregnaba con aroma de pan fresco;
que papá  cuando llegaba traía olor a pintura
y en sus manos la ternura para entregarla a sus hijos.
Dicen que yo tenía fiebre y pesadillas con aviones,
aviones por las paredes, aviones por las ventanas…
que mis hermanas lavaban cantando la Zarzamora
y mi madre cocinaba sopa, puchero, algún guiso.
Dicen que era un pueblito de casas desperdigadas,
con calles de tierra y viento, algún arbolito flaco
y descoloridas flores.
Dicen que yo era feliz, aunque un tanto retraído,
pegado a mi hermano Eduardo, temeroso e inseguro.

Y hasta hay quienes dijeron, que el niño que alguna vez fui,
nunca se fue de mi lado.

Derechos reservados por Ruben Maldonado.
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