Una niña en la esquina vende flores
y me llega el perfume de sus sueños,
entre pétalos, tiernos y risueños,
de inocencia pintada de colores.
Un infante en la acera de dolores
lleva un gran maletín de viejos leños;
limpiabotas que brilla los diseños
de ilusiones tejidas sin valores.
Una espina cortó a la niña ingenua,
al tocar la verdad sangró su dedo,
y las flores soltó: cambió su vida.
El infante soñó salida estrenua,
mas perdió su esperanza y su denuedo;
ya murió y olvidaron su partida.
Copyright © 2011 José Luis Calderón
Poesía Agridulce Salpicada de Esperanza.
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