Me tiembla el corazón a tu llegada,
mi piel se vuelve fuego al contemplarte;
está hirveindo mi sangre para amarte,
y me quiero ahogar en tu mirada.
Con las manos ardiendo apasionadas,
al repetir la gloria de explorarte,
del cabello a los pies, para entregarte
un millón de caricias renovadas.
Delirio e ilusión; magia y locura,
explosión de galaxias infinitas,
un instante supremo de ventura,
donde en cada rincón, mi cuerpo grita,
que vive encadenado a tu hermosura...
que para no morir, te necesita...