Caminando,
encontre
la senda,
del encanto
mujeriego,
de tu ardor
desapegado,
para sacar
del encanto
la sed mia,
y me pierda
en la senda
de tu llanto.
Tienes algo
que pueda
interesarme,
como regidor
del carácter
de mi sed vacía,
sabes engañar
con soltura
y abasayas,
por respeto
a tu encanto
y fantasía.
La llama retorcida
entre cenizas,
jamás brillará
en tu vientre
estrecho,
sabes amar,
pero estas seca,
del alumbre
de la vida
de mis frutos.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
13 de agosto del 2011