Cuantas veces decir querías,
a la luna tu agrias penas;
y siempre te mostrabas ajena,
a todo lo que tenías.
Cuantas veces, bajo el cielo
has clamado el amor profundo,
y una vez concebido tu anhelo,
lo destrozas en un segundo.
Cuantas veces tus labios rojos,
engañaron tantos corazones;
destruyendo muchas ilusiones…,
y sembrando los abrojos.
Cuantas veces tus negros rizos,
serpentina en tu frente colgados,
han atraído i destrozado,
con la red de sus hechizos.