Hoy solo veo al cielo
me detengo en una nube,
en el cerro veo el bosquejo
que identifica mi pueblo,
en el horizonte esta la luna
y en ella sus mares extensos
donde de niño vi la silueta
inerte de un gran conejo.
.
Del cerro de mis amores
tengo en su silla la montura
en sus pies a galope corriendo
a pies descalzos como el alma,
brillando el alba saliendo en la cornisa
como luz de rayo a toda prisa
el amanecer evaporando el sereno
y en las perfumadas hojas
del ahuehuete árbol de tupido ramaje,
de raíces surcando la brecha de un río
¿ cuantas cosas viste ?árbol que puedes cumplir
en tus ayeres y hoy mas de setecientos años,
la llegada de colon, de Cortez, su conquista
como el árbol de la noche triste
donde lloro Hernán Cortez
cuantas historias en tu corteza guardas,
cuantos aros en tu corazón de hoja
desde la corteza al sentimiento
de tus primeros días donde fuiste vara,
que tu tronco lo mecía el viento sin fuerza
y hoy ni la hacha hiere tu corazón.
.
Ni el incesante tronar de balas te amedrenta
por ser de sangre azteca donde fuiste mas ancho que el roble
y mas frondoso que sus ramas.
.
Dias de ayer en sinuosos caminos
oleajes en pastizales de oro y cobre,
relajantes siseos de ríos cayendo al vacío
perfumada y mojada hojarasca en vertientes al río
y en sus aguas la fresca y suave mañana,
gotas frescas del rocío cuando empieza el alba.
.
Sueños de día sueños de noche sin derroche,
con el viaje incesante del alma
parajes ocultos de mi mundo de quiméricas fantasías
donde vivía de noche, tarde y día.
.
Estrepitante recuerdo que clava la espina,
que cobija el pétalo de la rosa
en la arrogancia clandestina
que segrega la sangre pura,
marcando la estrofa del poema
en el rojo carmesí de la vena
mas cercana que clama del alma.
.
autor: Adolfo Casas C