Un Gitano
conjurado,
engalana
su carreta,
para que sea
el cobijo
de su casta
tan aquieta.
Está el agua
Cantarina,
sintiendo
como trotea,
la candonga
irreflexiva,
con tronío
y academia.
Tañidos
campanilleros
al paso del carro
suenan,
con el polvo
del camino,
se cubren
hasta las piedras.
Esta la vida
Gitana,
segura sobre
la estepa,
cociendo
los caracoles,
con tomates
y panceta.
Razas de son
Y flamenco,
arrugas de piel
sin cenas,
sonidos
de sacramento,
entre las jaras
camperas.
Churumbeles
con los mocos,
fatigas y mala
entrega,
trapíos de nula
estampa,
quejidos
de bocas secas.
La carreta
del Gitano,
se viste
de primavera,
entre las flores
del campo,
que sonríen
cuando llegan.
Vuelve carreta
al camino,
vestida
con mula seria,
mientras
el cante Gitano,
hace de noche
una estrella.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
15 de agosto del 2011