Nos olvidamos de ti, nos acordamos cuando llueve, pero tú eres un trabajador incansable, dejas todo listo en su sitio para descansar y dormir, y te vas al otro lado del mundo a despertar con los canticos de la tierra, y todos los días lo haces, mismo con cielo encubierto ceniza y lluvioso, aguardas una apertura para iluminar la tierra.
Con tu calor y fuerza haces con que la tierra nos alimente, nos das una sonrisa, para podernos estar un poco sentados, a mirar como todo brilla mismo los viejos tejados, mojados de la humedad de la noche, te calienta la alma, pequeños quedan nuestros problemas, brota la esperanza en nuestros corazones, nos levantamos del banquillo, con la alma renovada y emprendemos nuestra caminada en el nuevo día.
A ti sol que me calientas, me das esperanza, me sanas las heridas, de mí corazón, te doy las gracias, por tu cariño sin pedir nada en cambio, pido a Dios que por muchos años te pueda saludar en la alborada, que el hombre sembré sus tierras, tu calor y luz sea mí farola, de dulzura y amor.