Diaz Valero Alejandro José

Nuestra Primera Borrachera (Fusionado con ALVARO J. MÁRQUEZ)

 

Alejandro, cuando bebo yo me pierdo,

 esa amnesia por resaca la lamento,

 así que como de nada me acuerdo,

 te ruego que me eches el cuento.

 

 Llegamos muy circunspectos

 aquella tarde en el bar

 para iniciarnos discretos

 en el gran arte de libar.

 

 ¿Íbamos a libar? Qué coincidencia,

 creo que es lo mismo después de todo,

 yo creí que era una competencia

 por ver quién empinaba mejor el codo.

 

 Recuerdo en forma certera

 que más doblado que un tríptico

 sufrimos aquella borrachera

 con todos sus efectos etílicos.

 

 No me hables de efectos hermano

 que mi cuerpo hoy no descansa.

 mira cómo tiembla aún mi mano

 de tanto alcohol que metí en mi panza.

 

 

 Te vi muy acaramelado

 con una elegante dama…

doncella que tenías a tu lado

que conocía de tus versos y tu fama.

 

 Siempre entre sus enojos

 me han dicho ellas impacientes,

 Álvaro abre mejor los ojos

 o si no, cámbiate esos lentes.

 

 No sé si fueron los tragos,

 los de ron o los de vino,

 los que hicieron los estragos

en tu vista y tus sentidos.

 

 Ah ¿era ron? Pero yo no sabía…

con razón esta resaca no se quita,

 es que cada trago yo me lo bebía

 como si se tratara de agua bendita.

 

 Yo te ví con mucha euforia

 cuando en alcohol debutaste

por eso guardo la historia

 de aquel famoso desastre.

 

 Eso para mí fue debut y despedida,

 aunque bebimos por una causa noble,

 pero ahora creo que me pasaré la vida

 tirado en una acera y viendo doble.

 

 De aquella primera borrachera

 queda la vivencia poco grata

 que perdiste la billetera,

la camisa y la corbata.

 

 Recuerdo bien que esa ingrata,

 en una expresión de antología,

 me dijo que justo esa corbata

 era lo mejor que yo tenía.

 

Y así termina la anecdótica reseña

de dos ebrios aprendices

que fusionando versos se empeñan

en recordar esos tiempos infelices.

*****