Cuando los árboles son tambores,
Las ramas se aprestan a ser baquetas.
Cuando los árboles son trompetas,
Los pájaros trinan a los albores.
Cuando la ilusión de muchos son ser tenores,
los vientos soplan con la música de los profetas.
El pez se zambulle y lleva el ritmo entre aletas,
mientras la jirafa eleva el porte y los listones penden de colores.
Una hipopótamo sube y baja sus caderas con clamores,
y da rienda suelta a lenguas cortas y de largos rumores.
Afinan los sonidos los músicos cantores.
El perico parlotea, cotorrea con simples tretas.
Los clavicordios y salterios, quietos, junto a las trompetas.
Muy serio el elefante de flauta dulce, eleva sus clamores.
El león de garra y fuerza, dirige ya la orquesta
y se presenta con melena y con todos los honores.
La música se tropieza y las liras del cielo hacen rabietas.
El que brinca de rama en rama se burla
de la melena con batuta vieja y le hace piruetas.
cascadas de risa por dentro, aunque afloran los temores.
El león de casta y de nobleza rancia,
al mono señala desdenes y errores.
Mas el chango de atuendo negro,
a la música le pone chillidos y a sus jugarretas,
mas los rugidos del bosque advierten
y el negro cae con todo y sus grietas.