Eduardo Vieira

En que me has convertido?

¿Qué esperas de mí? Después de haber destrozado hasta el mas mínimo atisbo de de humanidad que podía existir en mí, soy un alma vacía, si, en esto me he convertido, o debería decir me has convertido porque fuiste tú la responsable de que cada fibra de mi corazón se oscureciera convirtiendo mi cuerpo en una masa inerte.

No puedo sentir nada, has arrancado poco a poco mi alma llevándotela contigo para divertirte con ella y me dejaste solo sin mi capacidad para sentir. No sé si odiarte o simplemente agradecértelo, hay momentos en los que adoro el no sentir dolor, tristeza, hundimiento, cólera, desesperación, ni ningún tipo de sentimiento de frustración por la pérdida de mi corazón y mi alma, pero... debo confesar que también hay momentos en los que desearía con todas mis fuerzas el poder sentir aunque sea un poquito de: Felicidad, gozo, alivio, ni siquiera me siento vacío, solo lo percibo al ver a los demás reír, llorar, gritarle al mundo lo que sienten, mientras yo hundido en esta fosa solo puedo sentir una cosa: Depresión, esto ni siquiera es un sentimiento, es un capricho que surge cuando te das cuenta que la vida te lo da todo y de golpe te lo arrebata. Es como si le diera un dulce a un niño y luego se lo quitara. Si nunca le fueran dado el dulce, el niño nunca fuera llorado.

Al principio me hundí en una gran tiniebla de desolación, pero con el tiempo, decidí que ya no me importabas, fue ahí cuando me encontré conmigo mismo y me di cuenta que todavía quedaba una fracción de mi alma y una pequeña gota desangre en mi corazón, esto no me alcanzaba para vivir plenamente pero ese era el camino para salir de aquel oscuro foso de tinieblas en donde me encontraba.

Estaba en paz, una paz interior que nunca había conocido, que anhelaba y que necesitaba gracias a ti, porque ¿cuántas veces puedes romper el corazón de una persona y esperar que siga latiendo con la misma vitalidad y alegría? Acabaste con todo vestigio de vitalidad que había en mí, me movía por moverme, me levantaba en las mañanas solo por impulso y me muevo entre las grandes masas por el principio de la inercia. No como antes que lo hacía con ganas pues sabía me esperaba un nuevo reto, pero ahora todos mis días son grises y oscuros, como mi alma, como el foso donde me habías hundido.

Me he convertido en un zombi, que está muerto en vida. Después de vivir mi no-vida por un tiempo lleno de sufrimiento me di cuenta de que tener el alma más oscura que la oscuridad misma tenía una ventaja, nada podía lastimarme, ni física, ni mental, ni emocionalmente, me daba igual sentir un trozo de plomo atravesarme después de ser detonado por un arma de fuego que en realidad me hacía sentir vivo, si vivo, porque ver la sangra fluir a través de un agujero en mi pecho me recordaba que todavía mi corazón latía y que estaba físicamente vivo. Pero estaba bien hasta que... en el hospital apareciste tú de nuevo cuando yo menos lo esperaba y cuando menos lo necesitaba, cuando me había hecho la idea de que nunca aparecerías.

¿Es que no te das cuenta del daño que me haces? Una dosis de cianuro sería más saludable para mí, eres una egoísta y absurda que no sabe lo que quiere, primero sin yo necesitarlo, sin yo pedirlo, me hiciste pensar que eras un ángel caído del cielo, pero en realidad eras una demonio que venía a condenarme, me hiciste sentir vivo, más vivo que nunca, pero así como me diste vida a mi alma también la mataste, no decides si estar conmigo o dejarme de una vez por todas y gracias a eso me conviertes en un idiota bipolar.

Y como toque de gracia apareces, y de la peor manera, dándome un beso fulminante que me deja inconsciente por unos segundos, te perdono y luego de un tiempo me vuelves a dejar. No sé porque esto me sorprende, pero nunca me acostumbraré. La verdad sé si me quieres, es más no sé si me amas, porque yo sí.

Pero he decidido ponerle fin a nuestra historia, sí ya no quiero saber más de ti, nada, si te va bien, o si te va mal ese no es mi problema. Vive tu vida como quieras…Y déjame vivir.

PD: Después de esto he renacido de nuevo, la vida me ha dado una nueva oportunidad y no la desperdiciaré.