Como es costumbre,
Vino a mi mente pensar en ti,
Y me dije, ¿Qué es mi amada para mí?
Y al instante me respondí:
Por las mañanas,
Es la Rosa, que con su aroma,
Me despierta y motiva en la cama,
Transcurre el día,
Y Cuando pienso en ti,
Me lleno de alegría,
Al anochecer,
Regreso a casa,
Y ella no para de resplandecer,
Lo cual me llena y seduce,
Para sus mejores deseos complacer.
De vuelta en la cama,
Acaricio la piel de tan bella dama,
Que con su tierna mirada,
A cada instante, repite que me ama.